jueves, 3 de enero de 2013

Yekaterina


Yekaterina, o como lo pondrías en tu ruso natal, Екатерина. No solo mi compañera de habitáculo, también mi amiga y consejera. Juntas pasamos algunas noches solitarias. Juntas hablamos de los hombres, y juntas hacemos alguna que otra barbaridad. Da igual lo que hagas, hay que hacerlo juntos.
Y te debo mucho, lo sabes. Te debo la vida. Se me pudo ir en aquel balcón una noche de invierno a las tres de la mañana. Pero tú estabas allí, para convencerme de un tirón bien dado de mis hombros y arrastrarme desde esa barandilla. Caer las dos al suelo frío de ese balcón, absorbiendo la noche y las estrellas. Acariciarme el pelo en ese mismo suelo, tiradas, y decirme despacito "Ya pasó, mi niña, ya pasó" con tu acento ruso. Y yo lloré y lloré en ese suelo frío, pero lo sentía cálido pues tú me abrazabas. Tu voz, Yekaterina, la escucho cuando las sombras negras invaden el parquecito privado de mi interior. Se enciende la luz entonces, y ya nada es igual. Donde había incertidumbre, hay claridad. Donde dolor, aceptación. 
Me gusta, Yekaterina, que me llames "Mi niña", me consuela y me conforta. Es como un buen postre, dulce y sereno.
Y perdona por esas discusiones tontas de la vida cotidiana, de la convivencia. Esas discusiones en las que tú hablas en ruso y yo grito en polaco, con lo que no nos entendemos la una a la otra. Lo hacemos así conscientemente, para no hacernos daño. Al rato se nos pasa y corremos las dos para darnos un abrazo. Y ese abrazo no es ni en ruso ni en polaco, pues los abrazos no tienen nacionalidad. Es bien común de la Humanidad. 
Quédate conmigo muchos años, Yekaterina, pues tengo miedo de lo que vendrá. Tengo miedo de los balcones y del frío. De mi llanto desconsolado.
Y de que no haya nadie para llamarme "Mi niña".

2 comentarios:

  1. Twoj wspaniaty i ceniony przyjaciel.Mito cie poznac...Przesytam Ci buziaka!!...y dos para ti..

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  2. Aún siento el frío de aquel balcón. Dónde pude acabar.

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