jueves, 3 de enero de 2013

Observar


Me gusta mirar, observar. Soy voyeaur por naturaleza. Me gusta escudriñar y no perderme nada. Con mis ojos, con una cámara, con los ojos de otro y que me describa. He observado los puentes de París a través de los ojos de Víctor Hugo. He abierto la cámara funeraria de Tutankamón vista por Howard Carter. He observado la luna, gracias señor Armstrong. Hasta he mirado la crucifixión, si es que tuvo lugar. He mirado siempre que he podido, y si me han dejado. Y es que soy una sentimental, debo reconocerlo. El hecho de presenciar algo ya te hace participante del mismo.
Y como te descuides también te observaré a ti, descubriré tus puntos débiles e intentaré atacarlos. Pero no podré, ya que a esas alturas habré observado también tus virtudes y me sabrá mal.
Lo bueno de observar es que es un momento único, que pasa inadvertido si no estás mirando en ese instante. Un descuido, y ¡zas! ya no lo ves. Y aquí no esperes la repetición, que esto es la vida, no un estadio de fútbol. Y en la vida, o lo ves o no lo ves, o estás ahí en ese lugar y tiempo determinado, o no lo estás.
Un cúmulo de circunstancias han hecho que tú me estés leyendo a mi en este preciso e irrepetible momento. Una cadena de acontecimientos y casualidades. Si hubiera fallado aunque solo fuera una de ellas ...
Pero no han fallado, y aquí estamos.

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