jueves, 3 de enero de 2013

On the beach II


Me sumerjo. Hasta el fondo si puedo. Y si puedo, salgo a la superficie. 
Una vez casi morí ahogada en una playa. Una sensación primigenia, de intentar salvarte te invade. Abres la boca buscando aire, y solo entra agua y más agua. Hay un momento en el que te abandonas, en el que sabes con absoluta certeza que ha llegado tu hora. Que todo lo que has hecho en la vida te ha conducido a ese preciso y definitivo lapso de tiempo. Que lo último que vas a ver en esta vida es ese trocito de cielo azul de mañana de agosto. Y te da rabia, porque no vas a poder  leer más libros, ni encontrar al hombre de tu vida, ni besar, ni follar, ni enfriarte en invierno y calentarte en mayo. Ni escuchar trinar a los pájaros con sus voces de canicas, ni contagiar tu risa a los demás.
No vas a poder hacerte vieja, y que los hombres te dejen de mirar, ni vas a poder perder visión. No vas a poder tener hijos tontos ni montar más en bicicleta, ni aprender un idioma nuevo, ni descubrirlo todo con Él.
Sabes que todo se acaba ahí. Pero de repente, una mano que te agarra, y es como si te agarrara el corazón. Te saca la cabeza ... y respiras ... esas inhalaciones, os lo juro, es lo mejor que me ha pasado en la vida. 
Sin esas inhalaciones esto jamás hubiera sido escrito.

2 comentarios:

  1. ..aprovechar cada instante, cada minuto..vivir al maximo...la vida!!

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    1. Recuerdo aquel momento. Pude estar muerta. Solo faltaron uno o dos minutos. Solo eso.

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