miércoles, 25 de diciembre de 2013

Do widzenia



Esto quiere ser una despedida. Sí, de esas que duelen, pero son necesarias. No creo que vaya a escribir más en este blog, definitivamente se cierra. Quizás necesite otra cosa en mi vida ahora mismo, quizás entró en mí el hastío amarillo y arrugado, no sé.
Este blog nació hace exactamente un año desde la soledad de unas navidades pasadas en la compañía de unos hombres desconocidos de la red social badoo. Ahí me sentí arropada, querida, valorada, … pero también agobiada y presionada.
Pasé la Nochevieja y las uvas hablando con uno de ellos, y se me ocurrió la idea de hacer un blog con mis escritos y fotos.
Ha sido un año entero colgando entradas. La mayoría son de enero, pues en mí existían las ansias de contar, de escribir.
Quiero agradecérselo desde aquí a esos maravillosos hombres, y si me me dejo alguien, mil perdones.
Gracias al explorador de Angkor Wat, a Juanjo, a Iván C., a Emmanuel, a Raúl (a quién convencí para que se hiciera un blog). A Carlos el argentino, a José Manuel, y a Fran.
A Pedro G., el perfecto caballero, a Atreyu, Y a las últimas incorporaciones: Manuel (que quiere que le cuente mi vida, no sabes lo que haces, bombón) y Carlos.
Y mi agradecimiento a los hombres de la primera época: a José el viajero, Juan Carlos, Eduardo, que me enseñó a ser erótica sin enseñarlo todo. A Toni, mi bigote favorito, y a Lluis.
A Emi, el artista que quería pintarme desnuda, a José, a Eduardo V., al dulce Vicente. Gracias también a John S. y Sergio, que me acuerdo de ti. A Juan y Batiste, a Daniel, que secó mis lágrimas en la distancia. Y, como no, a Javier, por ese maravilloso polvo virtual que nunca olvidaré, que sensación tan extraña.  
A Str, por cuidar a sus animalitos, y a mí. 
Y sobre todo a Miguel Ángel, el Kaladracas. Querido y añorado Kaladracas, cuántas veces me hiciste reír en momentos que nunca supiste eran de llanto para mí. Te debo una follada, soy consciente, … algún día, algún día. Cuídate mucho, porque tú vales mucho. No creo que leas esto, pero ojalá me equivoque y sí lo hagas. Te añoro, querido osete.
Y gracias a mi querido Luis, Luigi, Burdi, o como le llama mi querida Yekaterina “el chico de quitarra”. Él sólo inspiró la entrada “Dónde quiera que estés”, una de las que me siento más orgullosa. ¿Recuerdas aquella primera noche que hablamos de buena música? Estabas solo en un lugar y yo andaba todavía por Valencia. Tenía que haberme plantado allí y haberme acostado contigo. Es uno de los pocos impulsos en mi vida que no he llevado a cabo (todavía no salgo del asombro, me hago mayor). ¿Recuerdas aquel baile sincronizado que protagoniza la entrada "You can't stop the beat"? Nunca te he llegado a contar una fantasía que tengo de niña vanidosa: que me compusieras una canción. Me daba vergüenza decírtelo por si pensabas que era una chica demasiado egocéntrica. En mi fantasía esa canción llegaba a ser número uno en ventas, claro está. Te echo de menos. Te echaré de menos siempre, siempre.
En fin, la mayoría de esos hombres me han olvidado. Personalmente no creo que hayan vuelto a meterse en este blog desde el lejano enero. Algunos de ellos comentaban algunas entradas, pero prácticamente todos se han quedado por el camino.
Las vanas promesas masculinas se las llevan los vientos del otoño si no eres follable. Y eso me llena de una profunda tristeza, pues yo no les olvido. Los podéis ver en los comentarios de las entradas, en las dedicatorias que realicé a cada uno de ellos.
Y por supuesto, gracias a los anónimos lectores (pasados, presentes y futuros). Ojalá que sigáis entrando y leyendo estas más de 100 entradas, que en realidad son trocitos de mi alma azul de chica azul. Gracias por haberme permitido rozar vuestras vidas, aunque sea un poquitito.
¿Sabéis? van a cerrar los muros del país de las chicas azules, los veo desde mi ventana. Ya no podré salir más. Casi lo prefiero, pues me quedaré a gustito aquí, escuchando la suave música de los zepelines y bebiendo las rosadas aguas de las fuentes ornamentadas. Y dorando mi blanca piel con el eterno verano de las playas de este lugar. Por las noches miraré las estrellas con mis ojitos azules y pensaré en vosotros. Os transmitiré desde la distancia toda la ternura y la pasión de la que soy capaz para que superéis esas amarguras grises que a veces tendréis en vuestras vidas. Porque, queridos y desconocidos lectores, … la vida es chula, no lo olvidéis.
Me voy como me gusta hacer a mí casi todas las cosas:
Des …
… pa …
… ci …
… to.
Y con un poema:

“Se ha terminado pues
y aquella noche fresca de verano en que tú y yo
pudimos haber paseado juntos bajo las estrellas
nunca volverá”

Hasta siempre. No os olvidaré jamás, que lo sepáis.

Y me despido con esas palabras que sirven en polaco para las despedidas malditas.
Do widzenia.

“Bailar, bailar y bailar. Sin remedio y sin vergüenza. Hasta que llegue el nuevo día y te encuentre a ti, ese que me espera escondido en los rincones de la vida. Y encontrarte bailando. Y que me encuentres … bailando"
Eva Piesiewicz

 




sábado, 21 de diciembre de 2013

Nieve pura


Ya ha llegado.
Ya ha llegado el invierno, y la nieve pura. Salgamos a recibirla con los brazos y las almas abiertas.
A poco que me tienten me quito las ropas pesadas del otoño. Y salgo desnuda a correr y saltar entre la blancura, haciendo diabluras de niña mala.
¿Te vienes conmigo?
Tú tranquilo, que no pillas el catarro, pues vienes con la actitud correcta. Y con eso no pueden ni los virus ni los contagios.
Vamos a irnos tú y yo a disfrutar de la nieve. Y cuando volvamos a casa nos volvemos a quitar la ropa y nos pegamos al fueguito, que de esa manera se disfruta mejor.
Y hacemos el amor. Huy, que fino me ha quedado, casi que prefiero ser yo, enseguida lo arreglo: nos follamos mutuamente. Acabo contigo y tú conmigo entre jadeos y grititos, que estás que ya no te aguantas.
Y afuera la nieve cae. 
La nieve que hace soñar y recordar. 
La nieve pura.

[Para Manuel, de Valencia, por ser tan, tan mono]




lunes, 16 de diciembre de 2013

Pereza


Abres el ojito bien de mañanita. 
Abres el apetito, sin hacer ruido y despacio. Un girar de mi cabeza, y un mirarte: tu pelo revuelto, como quizás tus sueños.
Y despertarte a mordisquitos, sabiendo que es domingo y que no hay que madrugar.
Afuera nieva y se está calentito, en cuerpo y alma: el cuerpo por la calefacción, el alma por tu presencia.
Me estiro y retiro, me acuno y revuelvo. Me retuerzo y restriego estirando los brazos y moldeando mis pechos, como una gata en celo. Algo hay de verdad en esa comparación.
Me notas suave al tocarme porque estoy recién llegada de las brumas nocturnas, de los sueños tranquilos, de la paz y la dulzura. La luz de color crema atraviesa las rendijas de la persiana. Un olor a jazmín y sexo impregna la habitación, herencia de la noche vivida.
Un nuevo día para ti y para mí en este mundo, que no en el otro, que ese ha de esperarse. Hemos de hacer en éste toda esa lista de cosas que nos propusimos en los momentos de estúpido optimismo.
Bueno, es hora de levantarse ¿no?
No.
Cinco minutitos más, … o toda una eternidad.
Pereza.


sábado, 23 de noviembre de 2013

Too Young



Llévame a la pista de baile. Llévame antes de que me arrepienta. Llévame, por lo que más quieras, que necesito moverme, mientras la música esté ahí para nosotros, y antes de que los señores malos se la lleven lejos.
Bailemos hasta que nos duelan las costillas, hasta que amanezca, hasta que nos hartemos el uno del otro.
Vayamos tú y yo, hasta que nos echen a patadas. Pero vayamos.
Coloquémonos juntos bajo las luces y la luna, bajo la lluvia y las esperanzas, bajo las miradas de las gentes tristes.
Bailemos hasta morir, y viviremos para siempre. Demostremos a todos y a todo que la vida es bailar y reír, no llorar y maldecir.
Agárrate a mis brazos, rodea mi alma. Demos vueltas sobre nosotros mismos. Saltemos, ríamos, gritemos con el pelo alborotado.
Avergüénzate de mi cuando me veas gritar y quitar sombreros a los señores calvos mientras corro alocadamente.
Si es necesario, ríete de mí, y de mi juventud loca, pero serena.
Enamórate de mí un poquito, pero solo un poquito, para que luega no sufras más que lo necesario.
Y convénceme, apabúllame, persígueme si es necesario, ... pero baila conmigo esta canción.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Llegar a los 100


Pues aquí estamos, llegando a la entrada número 100 de este blog.
Que digo yo que habrá que celebrarlo ¿no? Venga, estáis invitados a la fiesta que monto esta noche. Os explico el camino: coged la autovía de la felicidad, torcéis por la bocacalle de los recuerdos y ya no os la dejéis hasta llegar a la calle de la tristeza. Justo al final, en la rotonda de los pensamientos circulares tomáis la salida que indica "Blue Girl Country", y llegáis fijo.
Hay que ver. Parece que no hace tanto que monté este blog como una especie de agradecimiento y homenaje a esos hombres que encontré en badoo y en Valencia, y que me trataron super bien. Eso sí, casi todos querían follarme. Punto. Pero bueno, lo entiendo, soy sexy y lo sé (¡ejem! ¡ejem! perdonad la vanidad) y tampoco me ha importado mucho eso de ser deseada. Es parte de la vida, de la mía al menos. 
Recuerdo que fue durante la nochevieja cuando se me ocurrió lo de poner un trozo de mi en forma de este blog, hace ya 11 meses, y lo monté en un plis plas.
Casi todos esos hombres ya me han olvidado, pero yo no a ellos. Sigo acordándome desde aquí, el país de las chicas azules, de todos ellos. Pocos siguen este blog, pero se lo agradezco. Es una manera de no sentirme olvidada, y de pensar (siguiendo con mi vanidad) que he aportado algo a sus vidas: un poco de humor, un poco de amor, sexualidad y excitación, añoranza y esperanza. Ojalá sea así. Me sentiría agradecida sólo por haberlo logrado un poquito.
Pues nada más, se despide esta polaca loca y arrugada. Si eres nuevo en el blog y te quieres entretener son ya 100 trozos de mi que leer, ... y mirar. Espero que te gusten. Os dejo con ellos pues.
Y recuerda, lector desconocido, sea cuál sea tu vida y tus tristezas, no desesperes.
¿Sabes por qué? Sí, lo has adivinado. Ya me conoces demasiado y sabes lo que voy a decir a continuación.
Porque ...
la
vida
es 
chula.

[Dedicado al explorador de Angkor Wat, que hoy cumple años. Espero lo pases muy bien con los tuyos. Hazme un huequito esta noche que me acurruco junto a ti  ;) ]



lunes, 7 de octubre de 2013

Chicos IV


Cojo el bus para ir a mi centro de estudios. Al subir me sitúo en la parte central, de pie. Llevo poco rato cuando noto una mirada insistente sobre mí. Ya sabéis, esa sensación de que alguien te está mirando. Giro la cabeza y veo al protagonista de mi sensación. Se trata de un apuesto hombre de unos treinta y tantos con barba que está sentado en la parte final del vehículo.
Percibo que su mirada se dirige a mis piernas, que ese día llevo enfundadas en unas medias. Por encima de ellas una minifalda; endendedlo, una tiene que lucirse de vez en cuando ¿no?
Cuando veo que el asiento a su lado ha quedado vacío me dirijo a él sin pensármelo dos veces. El desconcierto del cazador cuando la presa se revuelve y hace algo inesperado es digno de contemplarse, creedme.
Adopto el “modo suave” en mi voz, en el que casi la convierto en una voz de niña pequeña y desvalida para pedirle si me deja pasar. Aparta las piernas y no pierdo el tiempo: roce con mis piernas, mi pelo, mi aroma, mi yo entero.
Una vez sentada a su lado dejo que pase un cierto tiempo de adaptación a la nueva situación, por ambas partes.
Percibo por el rabillo del ojo que mira hacia abajo, hacia mis rodillas, momento que aprovecho para un cruce de piernas a lo Sharon Stone, pero sin testigos enfrente. Además, yo llevo bragas.
Al ratito paso a la acción. Giro mi cabeza y muy cerquita le susurro si tiene hora. Mi aliento de fresa lo descoloca un poco. Indica que sí, traga saliva y extiende el brazo para mirar su reloj, momento que aprovecho para cogerle la muñeca y mirar la hora yo misma. No se esperaba esa invasión sutil de su espacio personal, aunque debería haberse dado cuenta a esas alturas que lo he conquistado y puesto mi bandera polaca desde hace ya varios minutos. Conquista fácil, además; el enemigo apenas ha prestado resistencia, diría el parte de guerra.
El bus avanza con la pereza de las mañanas de agosto, somnoliente y lento. Él no sabe cómo empezar la conversación. Se muere de ganas, lo noto. De todas maneras pienso que no le va a dar tiempo. Bajo en la siguiente parada, pero él no lo sabe.
Cuando se acerca el momento le pido si me deja salir. Con un movimiento de desgana aparta de nuevo las piernas. Nuevos roces, esta vez de despedida, de adioses, de fines en sí mismos.
Justo antes de que se abran las puertas y acabe bajando me giro a mirarlo porque sé que me está mirando. Efectivamente.
Y con todo el descaro del mundo con que la naturaleza me ha dotado le guiño un ojo y le sonrío.
Lo último que acierto a ver de él me desconcierta esta vez a mí. Mucho. Esperaba otro tipo de reacción, de mirada. Lo que acabo viendo me deja fuera de juego, pues no me lo espero. Porque en lugar de la mirada de desconcierto o aún de rabia ante la incomprensión de lo que ha pasado me encuentro con su sonrisa. Y es también una sonrisa de despedida, en la que parece querer decirme: “Eva, me ha encantado que tu vida y la mía se hayan rozado. Gracias por este momento. Que te vaya bien en la vida”. A lo cual me apetece responder aquí, en este blog, una respuesta que él jamás leerá: “Gracias a ti, desconocido atractivo, por mirarme, por admirarme. Y por haber inspirado este humilde texto”.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Funky Revenge


 

Un poquito de buen Funky. Así, en mayúsculas.
Para bailarlo, para moverme, para sentirme, para amarte, ... para recordarte.
Un poquito de Funky, que lo necesito. Que me acaricie el alma y la piel.
Que suene la música.
No os paréis.
Que nadie pare de tocar. Que nadie pare de bailar.
Hasta el fin de los tiempos.

[De la super banda de mi amigo Luis, el Sanford Alligator Band. Buenos músicos, e intuyo que mejores personas]

viernes, 9 de agosto de 2013

Cumplir los 20


Cumplir los 20, y sin despeinarte un pelo.
Sí, señoras y señores, que se detenga el mundo porque hoy cumplo los 20, los locos años 20. Pero mira por donde a mí la locura se me adelantó hace tiempo ya.
Y para celebrarlo aquí estoy, junto al lago. Porque yo me monto el picnic en un plis plas. Estáis invitados, que lo sepáis. He traído frutitas del bosque oscuro y vino de pura cepa. He traído lisonjas y agradecimientos dulces. He dejado atrás las penas y las soberbias, para aparecer ante vosotros desnuda de cuerpo y alma. Bueno, de cuerpo no de momento, que todo llegará.
¿Y vosotros? ¿Recordáis vuestros 20? Quizás sí, o quizás preferís olvidar. Pero la cuestión es que aquí están, y amenazan con quedarse toda una larga década.
Tendremos paciencia pues. Sí,  mucha paciencia. Y si queréis quedamos para dentro de diez años, para los 30. ¿Qué? ¿Qué decís? ¿Qué dónde quedamos? Pues aquí, en este mismo lugar, junto al lago.
¿Os apetece?
[Dedicado a Manuel, con quién he conversado, entre otras cosas, en este el día de mi cumpleaños]