sábado, 1 de junio de 2013

Carretera perdida


Conduje de noche anoche. Conduje sola en la noche. Hacia la aldea donde veraneaba de niña.
Fue un impulso, algo necesario y reparador. O al menos eso pensé al principio.
Llegar, caminar por esas calles desiertas, bajo el frío de la noche y de la vida. Recordar esas pequeñas rutas que recorrias de niña, cada rinconcito reencontrado me trae a la memoria la luz de otros días. Fue un recorrido nostálgico y doloroso. Pero necesario.
El tiempo ha pasado, también para ese sitio. Encontrarlo cambiado, encontrarme cambiada.
El frío de la noche que me empapa, y el sonido de mis pasos es lo único que escucho mientras paseo. Tras las ventanas de cada casita se perciben pequeñas luces. Las personitas no salen al fresco aturdidor de la noche, prefieren disfrutar de su seguridad, de su compañía.
Camino, camino por esas calles hasta altas horas de la noche, recordando, sintiendo, llorando.
Más tarde, pero mucho más tarde llego al coche, aparcado a la entrada de la aldea y me refugio en él del frío y del dolor color gris marengo.
Conduzco de vuelta a casa por una carretera solitaria, perdida y oscura a altas horas de la madrugada. Tan solo la luz pequeña y azulada de los faros ilumina la noche. Nadie más, nada más. En el interior del vehículo los sonidos se amortiguan y noto que me falta algo. Se trata de la música, eso que nunca, pero nunca ha de faltar en mi vida. Y elijo la adecuada al momento, a este momento, la que es su perfecta banda sonora. Querido lector, si quieres saber lo que sentí en ese momento escucha esa música. Ya te advierto que no es una melodía fácil, pero sí evocadora y ajusta al momento. Un disco titulado "Churchscapes: At The End Of Time" del gran Robert Fripp. La "Gibson" de Fripp y los sintetizadores me inundan el alma de paz y esperanza. Por unos segundos cierro los ojos y me juego un accidente, pero no pasa nada. No ha llegado mi día.
Y conduzco. 
Conduzco. 
Por una carretera. 
Perdida.

[Para José Manuel, un internauta encontrado en las carreteras perdidas de la vida]

3 comentarios:

  1. "Dolor color gris marengo"... Me encantan tus palabras. Los viajes en el tiempo no son posibles, sólo se camina hacia delante, por eso es más grande el cristal para brisas que los espejos retrovisores, para no perderse el paisaje fijándose en lo de atrás. No me vayas a mirar por los espejos, eh? ;)
    Un beso bien grande, guapa!

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  2. ..nunca caminaras sola..nunca!...EVA

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