martes, 30 de abril de 2013

La vida es chula II

 

Sentirse identificada con movimientos y música en un spot. Verse reflejada en cada instante sonoro y visual. Tener la sensación de libertad.
Saltar en una cama, desnudarse a la mínima. Y sonreír.
Ducharse a pesar de estar limpia, para excitarte, para excitarme.
Guiñarte el ojito y respirar en tu cuello. Abrirme el escote para sugerir, menear el culito para asombrar. Removerme el pelo como niña mala, como traviesa, para darle un buen golpe a la vida. Sin reparos, sin vergüenza. Con estilo y con descaro.
Tener también tú el pelo rojo y cambiarte de ropa por capricho; para gustarte.
¿Te gusto?
La vida es chula.

[Gracias, Luis por sugerírmelo. Has provocado un impulso creativo]

viernes, 26 de abril de 2013

Caerán fuertes lluvias


Caerán fuertes lluvias que limpiarán el mundo.
Caerán fuertes lluvias que rozarán tu alma y la mía.
Caerán fuertes lluvias para tapar la luz del sol por instantes eternos.
Caerán entre los sollozos de los niños y la inquietud de los viejos. Entre un día y el otro, parando el tiempo de melaza y soledad.
Caerán fuertes lluvias antes de que nos demos cuenta, con sentido y simpatía. Sin descanso. Para que la vida de los otros y la nuestra quede fina y transparente, como gasa mojada.
Caerán fuertes lluvias con el firme propósito de que nos cobijemos en sitios estrechos y calientes.
Ojalá que caigan. Y se lleven a las personitas malas y grises del mundo. Pero que dejen a las bonitas. Que te dejen a ti, que eres bonito. 
Y a mí, para mirarte.

[Dedicado a Juanjo Gutiérrez, recién llegado a este blog. Otra personita amante de la buena música. Besote que te mueres para ti, Juanjo]


domingo, 14 de abril de 2013

Luz


Me acerco a la ventana empapándome de la primera luz de la mañana. Casi desnuda, para recibirte y para sentirte en tu calidez. Admiro los tonos blanquecinos de esa luz madrugadora, que calentará nuestros cuerpecitos a lo largo de la sinuosa y amarilla jornada. 
En realidad no sé lo que me deparará este día. Pero ¿alguien lo sabe, querido lector? ¿Acaso tú sabes lo que te va a acontecer a partir del momento en el que dejes de leer esto y sigas con tu vida?
Porque dentro de un rato cerrarás esta ventana virtual y apagarás el ordenador o el móvil, y es en ese momento en el que empieza el juego. Muchas cosas dependerán de ti; otras no. Pero todas con ese sentido de la verde maravilla llamada vida.
Aparecerá entonces la incertidumbre y el temblor ante lo no previsto, lo no registrado. Es cuando la vida se percibe como fabricada en papel cartón, falso material, pero con apariencia duradera. Estéticamente perfecta, espiritualmente deforme.
La luz de la ventana me ilumina y tú me miras desde la cama. Sin poderlo resistir te levantas y te acercas. En un momento ya me has quitado las braguitas y siento tu erección en el trasero.
Como el poema, contemplo la luz de otros días: los recuerdos. Sé perfectamente que mientras me follas estoy construyendo un nuevo recuerdo, dulce y sereno, apacible y con sabor a confitura de almíbar.
Cuando acabe el día tendremos, tú y yo, una nueva luz que iluminará nuestras vidas. Será la luz de los recuerdos fabricados el día 14 del mes de abril del año 2013. 
Y te aseguro, guapísimo lector, que esa luz tuya y mía, esos recuerdos fabricados en este período de tiempo llamado día, no le importará a nadie dentro de unos años. Tampoco lo recordarán.
Ni siquiera tú.
Ni siquiera ... yo.

[Dedicado a Emmanuel. Por aparecer, por reaparecer. Por no desaparecer.]

lunes, 1 de abril de 2013

Sesiones


Interminables sesiones de fotografías irrumpen en mis recuerdos. Vestidos aquí, trajes allá. Quizás unos bikinis para el verano lujurioso por venir. En ocasiones moda para la ocasión, como trajes de novia o de algún evento de esos importantes en la vida.
Porque caminamos encerrados en esa especie de ataudes de poliestireno llamada ropa. Esa que dentro de unos años nos preguntamos horrorizados cómo era posible que nos la pusiéramos.
Dicen que la moda es cíclica. Es verdad, creo en ello firmemente. Ojalá los recuerdos, como la moda, regresasen de vez en cuando rodeados de aquello que los fabricó en su momento, del contexto. Pero no es así. Cada recuerdo y cada vivencia son fruto del aquí y el ahora, de tal manera que transcurrido cierto tiempo pierden su sentido definitivamente.
En esas sesiones inteminables te da tiempo a pensar. Y a sentir. Son los momentos que llaman muertos, pero que están más vivos que nunca, porque es en ellos cuando realmente te encuentras contigo misma, en tu esencia.
"Atención, la luz es perfecta", me dice Fran mientras elige la cámara y la manipula. "Eva, sitúate, así, ... muy bien".
Y se dispara la cámara con un click audible y solemne. Otro momento atrapado para siempre. 
Cuando pasen los años, y tú querido lector me hayas olvidado puede que te encuentres con una foto mía y pienses que te suena de algo esa chica. Puede incluso que pienses que es una chica que conociste hace muchos años.
O que ... pudiste conocer.