Llévame a la pista de baile. Llévame antes de que me arrepienta. Llévame, por lo que más quieras, que necesito moverme, mientras la música esté ahí para nosotros, y antes de que los señores malos se la lleven lejos.
Bailemos hasta que nos duelan las costillas, hasta que amanezca, hasta que nos hartemos el uno del otro.
Vayamos tú y yo, hasta que nos echen a patadas. Pero vayamos.
Coloquémonos juntos bajo las luces y la luna, bajo la lluvia y las esperanzas, bajo las miradas de las gentes tristes.
Bailemos hasta morir, y viviremos para siempre. Demostremos a todos y a todo que la vida es bailar y reír, no llorar y maldecir.
Agárrate a mis brazos, rodea mi alma. Demos vueltas sobre nosotros mismos. Saltemos, ríamos, gritemos con el pelo alborotado.
Avergüénzate de mi cuando me veas gritar y quitar sombreros a los señores calvos mientras corro alocadamente.
Si es necesario, ríete de mí, y de mi juventud loca, pero serena.
Enamórate de mí un poquito, pero solo un poquito, para que luega no sufras más que lo necesario.
Y convénceme, apabúllame, persígueme si es necesario, ... pero baila conmigo esta canción.