viernes, 9 de agosto de 2013

Cumplir los 20


Cumplir los 20, y sin despeinarte un pelo.
Sí, señoras y señores, que se detenga el mundo porque hoy cumplo los 20, los locos años 20. Pero mira por donde a mí la locura se me adelantó hace tiempo ya.
Y para celebrarlo aquí estoy, junto al lago. Porque yo me monto el picnic en un plis plas. Estáis invitados, que lo sepáis. He traído frutitas del bosque oscuro y vino de pura cepa. He traído lisonjas y agradecimientos dulces. He dejado atrás las penas y las soberbias, para aparecer ante vosotros desnuda de cuerpo y alma. Bueno, de cuerpo no de momento, que todo llegará.
¿Y vosotros? ¿Recordáis vuestros 20? Quizás sí, o quizás preferís olvidar. Pero la cuestión es que aquí están, y amenazan con quedarse toda una larga década.
Tendremos paciencia pues. Sí,  mucha paciencia. Y si queréis quedamos para dentro de diez años, para los 30. ¿Qué? ¿Qué decís? ¿Qué dónde quedamos? Pues aquí, en este mismo lugar, junto al lago.
¿Os apetece?
[Dedicado a Manuel, con quién he conversado, entre otras cosas, en este el día de mi cumpleaños]

martes, 6 de agosto de 2013

Manual de instrucciones


Manual de instrucciones de una chica azul (extracto).

Instrucciones de uso:
Paso uno: Acércate despacito. Por detrás preferiblemente. El factor sorpresa cuenta.
Paso dos: pega tu naricita a mi cuello, pero sin tocarlo. Sólo tu respiración me acaricia, ya sabes.
Paso tres: saca la lengüita. Toque leve, seguido de lametón pronunciado. Beso. Beso, Beso.
Paso cuatro: tus manos. A mis hombros directamente con leve masaje. Hacia arriba luego, hasta la raíz de mi pelo rojo.
Paso cinco: tus manos de nuevo. Me rodean y se posan en mis pechos. Movimientos circulares, lentos y acariciantes. Fuera camiseta, fuera inhibiciones. La chica azul está lista para su uso.
Paso seis: repítanse los cinco primeros pasos cuánto se desee.

El fabricante no se hace responsable del mal uso o el no seguimiento de estas instrucciones, ya que podría dañar el correcto funcionamiento de la chica azul.

Pequeños placeres


Pequeños placeres de verano y de sol. De helados y olor a mar. De sumergirte bajo el agua para atenuar los sonidos del cielo. Y salir del agua sonriente y mojada, satisfecha. Tomar el sol y convertir tu piel en piel de sol y melocotón. 
Y leer. Llevarte el libro, pero el libro de papel, que una ya está cansada de tanta pantalla. Pantalla en el ordenador, en el móvil, en los cajeros. Que hasta el despertador que me amarga por las mañanas también tiene forma de pantalla. ¡ No, hombre, no!. Eva es tradicional para esto de la lectura. Porque a Bradbury o a Víctor Hugo, a Clarke o a Wodehouse no se les lee en pantallas. Han de sonar sus páginas al pasarlas, has de olerles sus letras y sus recuerdos.
Y mirar al sol directamente, jugándote las córneas azules y brillantes. Convertirte en chica de verano, para olvidar las hojas secas caídas de octubre y las nieves de Katowice en enero, cuando llegas a la estación y tu familia te espera con miraditas de azucarillos.
Cerrar los ojitos ... 
Shhhhh ... no me despertéis ... estoy olvidando los fríos y las penas.
Si me esperáis estaré en un rato con vosotros. Pero de momento ... un pequeño placer.

[Para Javi Astone, un admirador de David Bowie encontrado de casualidad una noche solitaria. Gracias por ser un hombre tan absolutamente encantador. Y para que siempre recuerde a esta chica azul.]